viernes, 4 de diciembre de 2009

cuatrocientossetentaycincoaños

- Me jode ver a toda una ciudad intentando parecer lo que no es, gritándole a todos "vean, vean que sí somos españoles y civilizados". De pronto la ciudad se llena de espectáculos de flamenco, y toros, y manolas... seguramente somos el hazmerreir del resto del mundo.
- Me cabrea ese grupúsculo de aniñados que piensan que somos estúpidos y dicen "solo es una fiesta" y "¡viva Quito!" para justificar todo el racismo, complejo y violencia que se esconde tras la "fiesta taurina".
- Me emputan también los que piensan que con subirse a una chiva y emborracharse ya son quiteños o quiteñas. Pequeña actualización: es peor este año porque las chivas se salieron del clóset y ya ni siquiera intentan aparentar que son de acá (con bandas de pueblo y música nacional) sino que, descaradamente, se convirtieron en discotecas raeggetoneras sobre ruedas.
- Me tiene hasta el cogote como se intenta ocultar, una y otra vez, el mundo andino... incluso entre los que, supuestamente, lo rescatan... pero únicamente para justificar sus posiciones izquierdoanarkoecologopunkeras.
- Fiesta anual de complejos que exorcisamos con una megaborrachera, ocultando una historia milenaria bajo 475 años de falsa nobleza, blanqueamiento, destrucción, mojigatería, reinitas, toreros...

... yo mejor me voy a pasar las festividades en otra ciudad, esperando que el deportivo Quito sea campeón este año... y, mientras tanto, les dejo este artículo de inciclopedia y esta cancionsasa de los cadillacs:




V Centenario

Quiero vivir en América,
quiero morir en América,
quiero ser libre en América,
me van a matar en América.

El V centenario, no hay nada que festejar,
latinoamericano descorazonado,
hijo bastardo de colonias asesinas.
Cinco siglos no son para fiesta
celebrando la matanza al indigena.

Falsos estandartes en las carabelas
cruzando océanos, la decadencia,
hispanoamerica se viste de fiesta
celebrando la matanza al indigena.

¡No hay nada que festejar!
Juventud de América, no debemos festejar,
colonia imperialista teñida de sangre,
sangre nativa, sangre de la tierra.

Donde el indio nació y no pudo conservar,
donde el indio murió y creció sueños de libertad.

¡No hay nada que festejar!

martes, 1 de diciembre de 2009

El ferrocarril más difícil del mundo (II): El Tambo - Coyoctor

A pesar de haber viajado durante la noche hacia Ambato, y a pesar de tener que levantarme apenas cuatro horas después para llegar temprano a la población de El Tambo (en la provincia del Cañar), empecé esta jornada con ánimo. Cuando acepté trabajar en este proyecto lo hice con la misma emoción que, desde niño, ha despertado en mí el tren ecuatoriano. No sé si es esa sensación de imposibilidad que siempre tuvo para mí la idea de viajar en un tren, o el encanto de esas máquinas tan obsoletas, deteniéndose en estaciones fantasmales que iban muriendo de a poco.

Un durmiente es solo un pedazo de madera, y las vías únicamente hierros viejos. Sin embargo todo parece embriagarse de sentido al paso del autoferro.
Lo que encontré en El Tambo fue sorprendente: una estación renovada, con un centro cultural y un restaurante a un lado. En un recorrido de apenas tres kilómetros, me sentí invadido de nostalgia: viajar en un autoferro y desembarcar en medio de un complejo arqueológico es una experiencia única.
En el Baño del Inca las casas mestizas se levantan sobre un suave suelo de arenisca labrada, que parece desvanecerse al paso del viento.

El Tambo, definitivamente, es un lugar al que quiero volver. El tren es como una vieja historia: lo puedes repetir cientos de veces e igual lo disfrutarás. Dejarlo morir sería como dejar morir una buena parte de nosotros… aunque suene a panfleto, estoy convencido de que así es.