martes, 3 de marzo de 2009

Malinchismo

Siempre me ha seducido este concepto tan mexicano. Y a pesar de que Octavio Paz y Carlos Fuentes ya lo han reflexionado, yo me atrevo también a hacerlo. Muchos historiadores ya han redimido la imagen de doña Marina, como la de una mujer de su época, como hija noble de un pueblo sometido, atrapada en el enfrentamiento de dos imperios... pero el concepto de malinchismo sigue vigente. Yo lo entiendo como una actitud frente al otro, al foráneo. Como una forma colonialista de relacionarse con el mundo. Y así como parte del mundo "occidental", europeo y norteamericano, mantiene una visión de "conquistador civilizado" que tiene que expandir su verdad, a sangre y fuego, muchos de nosotros mantenemos una actitud de "buenos salvajes".
Empezaría por ese "nosotros" que, sospecho, utiliza perversamente el "nosotros" excluyente del quichua. Muchas veces he escuchado, en mi país, algo como: "es que así somos nosotros, por eso seguimos siendo tercermundistas", seguido de un profundo suspiro. Ese "nosotros" evidentemente implica un "yo me excluyo, pero digo nosotros para no sonar tan mal". Si esto ya me saca de casillas, es peor escuchar el "es que en Europa (o Estados Unidos) no es así". ¡Acabáramos! es cuando me dan unas ganas de darme la vuelta y decirle "entonces vaya usted para allá y viva feliz entre sus iguales".
Siglos y siglos de convencernos de que somos menos que el resto ha hecho sus estragos: familias que se entregan con pasión al "gringuito" o "gringuita" que uno de sus vástagos ha logrado cazar y casar, "para mejorar la raza"; operaciones de nariz de nuestros connacionales en Europa, para verse más "bonitos". Incluso hay quien aconseja que es mejor presentarse como colombiano, o mexicano, o cubano, o lo que sea... menos como ecuatoriano, "para ligarse chicas".
Y la culpa está, completamente, en nosotros. Yo, por lo menos, ya estoy harto de escuchar a un montón de gente despotricar contra la llacta, deslumbrados por Europa. Y no se puede negar que acá algunas cosas están mejor. Pero de ahí a idealizarlo todo... acá también hay pobreza, acá también hay problemas... si uno ha decidido quedarse acá, pues tiene todo el derecho... pero echar mierda sobre su país, eso no me parece justo...
Releo la entrada, y me doy cuenta que va evolucionando hacia un hate blog... pero ya nada...
Me molesta también otro grupo de navegantes de internet... adolescentes hijos de emigrantes que saturan de comentarios racistas el you tube, o los blogs. Uno busca a... Segundo Rosero, por ejemplo, y por allí salta un comentario: "son indios susios, por eso son así, feos..." uno abre el perfil y es alguien que invariablemente vive en España o Estados Unidos. ¿Los culpo a ellos? Para nada... son el resultado de siglos de acomplejamiento y que aún responden a la vieja máxima de "longuéalos para que no te longuéen a ti".

4 comentarios:

El Apestado dijo...

Hay lenguas donde existe un nosotros excluyente, y, aunque el español no lo registre, es evidente que el uso social de la lengua permite (se permite) introducir tal exclusión, como bien lo señalas

Fabrisaurio dijo...

Es triste ver como muchos ecuatorianos pisan tierra extranjera y "mágicamente" agarran el acento de la tierra visitada.

Pero más triste aun, es verlos queriendo prolongar "la magia" a su regreso al país ¡Patético!

taita pendejadas dijo...

Apestado:
Muchas gracias por la info.
Fabrisaurio:
Sip, no hay nada peor que llorar sobre la leche derramada. Creo que al otro lado está el nacionalismo exagerado. Ambas son formas de evasión.

Venus dijo...

Me parece que no podemos negar que somos quienes somos y que nuestra cultura no es puramente indígena sino que también tiene influencia europea. No digo que la gente de aquí sea mejor que la que vive en America, (ejemplo hoy se mataron en un tiroteo como 4 personas) sino que en ciertos asuntos si estan con un pie adelante, que no es malo porque nos da para decir nosotros también podemos ser mejores, pero como tu dices están tan preocupados criticando que no se ponen a trabajar, empezando por lo políticos. Y eso de avergonzarse de tener tal vez más rasgos indios que otros mestizos es obviamente un proceso histórico, y es cuestión de educación.