miércoles, 21 de octubre de 2009

¿La tradición es estática?

Hace algún tiempo, un lector del blog me hizo llegar una carta, denunciando que la nueva administración del colegio, donde estudié y enseñé por más de diez años, había decidido bautizar el aula temática de ciencias sociales con el nombre del presidente Eloy Alfaro. Entre sus razones, muy respetables aunque no del todo compartidas por este humilde servidor, estaba el recuerdo (muchas veces retomado) de los ataques liberales al colegio San Gabriel.
Hasta ahí todo bien, no tengo ningún problema en decir que me parece que se está haciendo inmenso un asunto que no lo es. ¡Deberíamos estar orgullosos que, nuevamente, sea el San Gabriel el que lidere un proceso de reconciliación nacional! Simbólicamente, este homenaje sería un abandono del sectarismo, para reconocer los logros de un gran estadista.
Pero no tardó en aparecer ese colegio oscuro, inquisitorial, franquista, que al son de trompetas de la falange pretende reducir el mundo a malos y buenos. Una carta enviada al provincial de la Orden por un exalumno (exalumno mío también) donde, de una manera maniquea para mí, se trata de desvalorizar procesos esducativos de los últimos años, ha sido el detonante.
Lo aclaro, no escribo esto porque yo mismo haya sido acusado de irreverente por realizar una refexión sobre el cuadro de la Dolorosa (ojo, una cosa es un cuadro, y otra muy distinta la devoción que de este emane), sino porque creo que es necesario pensar en una educación que libere y una religión que estimule el diálogo y que se aleje de las supersticiones. Porque es así: si al cuadro de la Lolita le damos un valor per se, en nada nos estamos distiguiendo de aquellos que van al convento de Santa Catalina para sentarse en la "banquita milagrosa" para tener un hijo. Es la interseción de la venerable Catalina de Jesús (en el caso de la banquita), o de la Virgen (en el caso del cuadro) los que conectan al creyente con Dios, y únicamente con Dios. Todo lo demás es superstición y en nada se diferencia de adorar montañas o piedras.
Estoy muy de acuerdo en la carta de respuesta del jesuita Tomás Serrano: yo también estoy en contra de la "falsa devoción", como también de los falsos discursos de "gabrielinidad" que solo han producido gran cantidad de soberbios intelectuales pedantísimos, esoberbecidos de su propia genialidad. Si piensan que yo mismo soy uno de estos casos, no lo podría negar.
Entendámoslo de una vez: el San Gabriel actual no es el mismo de hace cincuenta, cien o ciento sesenta años. Las condiciones son distintas, los alumnos son distintos... seguir lloriqueando porque el colegio ya no educa a las élites económicas del país es estéril. Yo, por mi parte, apoyo este proceso de cambio y, espero, que dejemos atrás el miedo a una "educación liberadora", para volver a suspirar por García Moreno (otro gran estadista... pero de hace dos siglos). Por suerte, nadie podrá acusarme de oportunista o lambiscón, porque desde hace más de un año que no tengo ninguna relación laboral ni con el cole, ni con los jesuitas. Y tampoco pretendo tenerlo en un futuro cercano.

1 comentario:

Ahmed dijo...

Javier. Me puedes mandar la respuesta del Padre Serrano?... esa ya no llegó jaja... Y sólo quisiera acotar algo que comparto; el colegio verdaderamente ya no educa a élites económicas. Y de hecho, creo que ese suspiro por aquel recuerdo trata de crear o mantener un vínculo con supuestas "élites intelectuales", buscando "razas", "elegidos" o "ejemplares"... La verdad, creo que se ha hecho un aguacero en un vaso de agua; aunque podría entender y sorprenderme seriamente -aunque no quejarme formalmente- en el caso de que fuera «él aula temática». Y ahí hay una parte que se está omitiendo Javier, y que para mí es importante. No se trata de la sala temática de sociales, sino más bien una de las seis salas de sociales dentro del proyecto. Cada curso tiene una, y la de "Eloy Alfaro" estudiaba la época liberal. Siendo una de las salas, para mí, se vuelve menos trascendental el nombre y su significación; por ende, menos alertante o sorpresiva. Vaya, este tema sí que ha dado debates.