miércoles, 17 de diciembre de 2008

Una de actores...

Ahora tengo un par de clases maravillosas sobre teatro, y dos profesores apasionados por el tema. A ratos creo que ese desprecio por la teoría y los "teóricos" que (aún) suele aparecer entre los teatreros (y que a mí, a ratos, me parece que es causada por malos profesores) es algo que afecta mucho al teatro de la tierrita...
Subo un texto delicioso, de 1607, escrito por el mismísimo Lope, y que mejor define mi profesión, en forma de adivinanza:

Silencio vengo a pedir,
y no lo negará nadie
viendo en esta ocasión
es lícito e importante.
Pero mientras me lo aprestan
quiero ahora preguntarles
una loa, que parece
cosa nueva y disparate.
¿Cuál es aquel monstruo fiero
que nació de nobles padres
y parió una madre sola
y de muchas madres nace?
Es blanco y á veces negro,
es humilde y arrogante,
es muy flaco y animoso
y de poco sér, y es grave.
Aquí es hombre, allí mujer;
aquel niño, allí gigante;
aquí habla, allí está mudo;
aquí es clérigo, allí fraile;
aquí se hace pedazos,
ya está entero en un instante;
ya está vivo, ya está muerto;
ya es piedra, ya es de carne.
Es más pesado que el plomo
y más ligero que el aire;
sin alas sube á los cielos
y de allá en un punto cae.
Tiene nave sin tenerlas,
que do está usurpa las naves;
da guerra al turco sin gente,
sin piezas castillos bate.
Es un cuerpo de mentiras,
sus mentiras son verdades.
Ved que contrarios efectos,
en este sujeto caben.
Ya le ahorcan por ladrón,
ya lo eligen por alcalde,
ya lo quieren por señor,
ya por fiel sube á ser grave.
Aquí está en España ahora,
y en un punto vive en Flandes;
ya está en Indias, ya está en Roma,
ya en poniente, ya en levante.
¿Hay quién declare esta loa?
Pues sepa, el que no lo sabe,
que lo que esto significa
es sólo el representante.
Este es el que en el tablao
todas estas cosas hace
cuando representar quiere
y en muchas comedias sale.
Ya sale mozo galán,
ya sale viejo, ya paje,
ya loco, ya portugés,
ya borracho, ya estudiante,
ya médico, ya letrado,
ya tejedor, ya peraile,
ya se casa ochenta veces,
aunque media vez les baste.
Ya la loa he declarado;
volvamos á lo importante,
que es el silencio pedido
por tres horas no cabales.
Vuestras mercedes lo tengan
y haránnos merced muy grande:
oiga el que fuere discreto,
y el que fuere necio hable.


Cosme Pérez, Juan Rana, actor del siglo XVII.

1 comentario:

Pablo Boada dijo...

¿ya estudiante?
¿Gaspar de Mogrovejo?
hermoso el verso.