domingo, 18 de enero de 2009

Ofelia city

El sentido de oportunidad se me escapa entre sonrisitas nerviosas. Cuando una mujer me observa fijamente (que, a decir verdad, es casi nunca) yo miro rápidamente hacia otro lado. ¿Por qué no puedo sostener esa mirada? Es una pregunta que suele ser mejor no contestar., de esas que se dejan por allí, almacenadas junto a los rencores viejos. Encuentro a Flavia conversando con una amiga, mientras bebe cerveza y fuma un cigarrillo. Es posible que pierda nuevamente, que se me escape en la conversación animadísima que sostiene en ese momento.
Persigo a una party animal y no sé que tanto me guste eso. No soy una persona nocturna. Pero mi obsesión se desliza entre las noches de esta ciudad, recorriendo las calles iluminadas por los escaparates de los bares de moda. Y yo no salgo por la noche. A riesgo de sonar obvio, me estoy volviendo noctámbulo: poco a poco voy conociendo cada barra de Ofelia City. Quitodeldosmilseis. No podría recordar los lugares a los que me ha sido negada la entrada. Supongo que hay algo en mí que provoca el rechazo inmediato de los gorilas que siempre vigilan las puertas. Debo apestar a pobreza. Siempre me observan desde sus enormes cabezas, rapadas y simiescas.

- Estamos llenos.

Echo una rápida mirada hacia adentro y alcanzo a ver a no más de veinte personas.

- No hay nadie adentro.

El animal empieza a colapsar. Busca el pretexto ideal y solo alcanza a hallar el menos estúpido.

- Fiesta privada.

Así que me quedo fuera, esperándola.

Ella sabe que estoy allí, y se divierte estirando el tiempo, riéndose bulliciosamente para que la oiga, para que desespere afuera, en el frío de una noche que se me va haciendo más pesada. Luego se despide de sus amigos, de todos, uno por uno. Los besa, abraza, pellizca y acaricia. Finalmente sale y hace como si fuese una sorpresa encontrarme allí.

- ¿Me estabas esperando? Pobrecito…

2 comentarios:

Paqueins dijo...

Chevere... el texto. Muy familiar. Feliz cumple...

Anónimo dijo...

Buen fragmento.